¿200 AÑOS DE QUÉ?
En estos días ha surgido la pregunta: ¿qué estamos celebrando en estos 200 años? Este tema ha aparecido en artículos de los diarios y en los medios de comunicación social.
Se ha conversado mucho sobre la declaración de la Independencia (¿1 de enero 1818, Concepción…, 12 de febrero Talca…), o sea son 200 años de la declaración de la Independencia.
Pero para nosotros es muy importante también los 200 años del “voto de O’Higgins”; es decir la promesa del pueblo chileno de levantar un santuario donde se consolidara la independencia.
Por eso este 14 de marzo hubo una gran celebración en la Catedral de Santiago presidida por el Cardenal Ezzati. Él en su homilía es quien mejor nos explica su historia, contenido y consecuencias para nosotros.
“Hoy es un momento privilegiado para asumir lo que el Papa Francisco dirigiera especialmente a los jóvenes en Maipú cuando les dijo: … “Si ustedes no aman a su Patria, yo no les creo que lleguen amar a Jesús y que lleguen amar a Dios. El amor a la Patria es un amor a la madre, la llamamos Madre Patria porque aquí nacimos, pero ella como toda mujer nos enseña a caminar y se nos entrega para que la hagamos sobrevivir a otras generaciones”. (Maipú, 17 enero 2018)
Este anhelo de Patria estaba amenazado. Nuestros patriotas ya habían pasado por el trago amargo de la derrota en Rancagua, ya habían vivido el dolor de dejar tierra, casa, hogar y querencia y partir presurosos al exilio a través de la soledad y el frio de los cajones cordilleranos. Al volver a Chile con el Ejército de los Andes experimentaron la victoria en Chacabuco, y se iba gestando la esperanza de un nuevo tiempo de libertad para nuestra tierra.
Luego con el desembarco de tropas realistas (18 de enero 1818) crece el terror, surge una desazón y aparece nuevamente la amenaza de perderlo todo.
Es en este momento donde surge nuevamente la confianza en Dios y la Virgen del Carmen.
Así lo relata la crónica de ese tiempo: “El Dios de la paz y la clemencia no puede permitir que se derrame sin su fruto la sangre de nuestros hermanos que están en el campo de honor.
Dios al crear el universo, nos concedió la parte que habitamos y que estos extranjeros nos quieren usurpar y destruir... (Gazeta de Santiago de Chile, # 36, 14 de marzo 1818).
Allí se alzó nuevamente el hijo y volvió a mirar el rostro de la Virgen del Carmen, que los había acompañado a través de las altas cumbres de los Andes y por eso se formularon ese solemne voto.
“En el mismo sitio donde se dé la batalla y se obtenga una victoria, se levantará un Santuario de la Virgen del Carmen, Patrona y Generala de los Ejércitos de Chile. Y los cimientos serán colocados por los mismos magistrados que formulan este voto y en el mismo lugar de su misericordia será el de su gloria” (Gazeta, 14 marzo 1818).
Ese domingo fue un gran día de oración por Chile. Tal era el temor y desazón que se vivía, que el relato de la época consigna lo siguiente: “Todos los almacenes y tiendas del comercio han permanecidos cerrados, ocupándose solo de las plegarias y meditaciones”. (Gazeta, 14 marzo 1818)
Uno puede preguntarse hoy ¿Por qué la promesa no consistió en levantar un monumento de piedra, o una estela conmemorativa, o una estatua de bronce a los vencedores o una llama eterna a los caídos; sino un Templo, una Iglesia, un Santuario a Nuestra Señora del Carmen?
Las palabras del Papa Francisco nos dan pautas para asumir este gesto profético de nuestros Padres de la Patria en ese difícil momento.
“... en este Santuario que se levanta en los caminos del Norte y del Sur, que une la nieve y el océano, y hace que el cielo y la tierra tengan un hogar. Hogar para Chile, hogar para todos ustedes queridos jóvenes, donde la Virgen del Carmen los espera y los recibe con el corazón abierto. Y así como acompañó el nacimiento de esta Nación y acompañó a tantos chilenos a lo largo de estos doscientos años, quiere seguir acompañando los sueños que Dios pone en vuestro corazón: sueños de libertad, sueños de alegría, sueños de un futuro mejor... La Virgen del Carmen los acompaña para que sean los protagonistas de Chile que sus corazones sueñan. (Maipú, 17 enero 2018)
Por eso hoy no solo valoramos lo vivido hace 200 años, ni solo asumimos la realidad de la Virgen del Carmen que acompaña y educa a madurar nuestra libertad con sentido, sino que nos renovamos en ser Padres y Madres de nuestra Patria hoy.”
El lugar de la batalla fue Maipú y pocos meses después (noviembre de 1818) fue la peregrinación a Maipú, en ella participaron O´Higgins junto a veteranos de la batalla y una enorme columna de vecinos de Santiago, para iniciar la construcción del primer Templo, que son los muros históricos que están frente a nuestro Santuario.
Este 5 de abril juntos celebramos los 200 años de la batalla de Maipú. Junto con las conmemoraciones civiles y militares (Te Deum, desfiles, palabras de los presidentes de Chile y Argentina,…) habrá una peregrinación de civiles y militares que acompañarán a la Virgen del Carmen para tenga un lugar de honor en la explanada ya que la promesa hecha a ella hizo que se levantara este Santuario Nacional. Para mí no es casualidad que estas celebraciones sucedan en este tiempo del robo de la corona de Bellavista.
Ese 5 de junio de 1949 con mucho cariño y fuerza, el Padre le dice a la Mater: “Hoy proclamo que yo quiero aún más que hasta ahora, honrarte y reconocerte en tu gran misión para los tiempos, en tu gran tarea como Educadora de los pueblos y como Reina del pueblo chileno… porque tú tomas en tu mano el camino de la educación de cada uno y de la comunidad entera…”
Maipú es un lugar privilegiado para colaborar en la educación de nuestro pueblo chileno al estilo de Schoenstatt y, sin duda, nuestro compromiso allí será camino de recuperación de la corona y del profundo anhelo del Padre en la coronación de Bellavista.
(Este texto en estricto rigor no fue escrito por mi sino que sólo fue transcrito por mi persona, es obra del Padre Carlos Cox, quien fuese Rector del Santuario Nacional de Maipú, y fue publicado por Revista Mi Gente en abril de 2018 para el Bicentenario de la Batalla de Maipú. La fotografía adjunta pertenece también al Santuario Nacional de Maipú)
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